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Fotografía tomada de america.infobae.com |
El gobierno de Juan Manuel Santos ha optado por una
salida pacífica al conflicto armado con las Farc. El pasado 27 de agosto desde
el Palacio de Nariño, el presidente anunció que desde hace 6 meses el gobierno
se encontraba adelantando diálogos exploratorios con el grupo armado y que se
había llegado a un acuerdo para iniciar una Mesa de Conversaciones a partir de
octubre del presente año en Oslo, Noruega y La Habana, Cuba tras varios
procesos frustrados.
Las negociaciones entre el Gobierno y las Farc están
enmarcadas en cinco puntos concretos a tratar:
- El desarrollo agrario integral: en un contexto de
Ley de Restitución de Tierras por parte del Gobierno y por parte de las Farc el
Programa Agrario de los Guerrilleros, que busca expropiar los latifundios para
repartirlos entre los campesinos pobres. Este es el primer punto a tratar.
- La participación política: este tema es el que ha
generado más controversia y rechazo entre los ciudadanos colombianos. Como lo
afirma una publicación de la agencia BBC Mundo, las encuestas realizadas hasta
el momento dicen que al menos siete de cada diez colombianos se oponen a la
participación de los líderes del grupo guerrillero en futuras elecciones. El
presidente ante esta situación según la agencia afirmó que en nombre de la paz
habría que “tragarse algunos sapos”, “no se les puede pedir a las Farc que se
arrodillen, se rindan y entreguen las armas. No lo harán. Debe existir una
salida, y esta salida debe permitirles participar en la arena política".
La dificultad de este punto está en que la
Constitución de Colombia prohíbe la participación política de personas que
tengan condenas en su contra. Aunque este asunto sea superado en la esfera
interna del país, por medio de algún acto legislativo, los implicados, en este
caso los guerrilleros, tendrían que hacer frente a requerimientos
internacionales. A propósito de esto, los representantes de las Farc ya
pusieron sobre la mesa el tema de la extradición, puesto que varios de sus
líderes son pedidos por Estados Unidos a causa del narcotráfico. Otra de las
dificultades expuestas por los medios son las acusaciones por crímenes de
guerra y otros delitos.
- El fin de conflicto o la desmovilización: en este
punto se tratarán temas como la renuncia a las armas, un cese de hostilidades
“bilateral y definitivo”, la reintegración del grupo armado, las reformas
institucionales necesarias y la situación de los presos de las Farc; este
dependerá de los avances en los otros temas de la agenda.
La postura de las Farc respecto a esto es intentar un
cese al fuego y por su parte, la del presidente de Colombia es continuar con
las operaciones militares hasta que se haya conseguido un acuerdo definitivo.
De hecho, en el acuerdo preliminar de La Habana el gobierno dice que
“intensificará el combate para acabar con las organizaciones criminales y sus
redes de apoyo” y, en particular “contra cualquier organización responsable de
homicidios y masacres o que atente contra defensores de derechos humanos,
movimientos sociales o movimientos políticos” (BBC Mundo).
- Las drogas ilícitas: El narcotráfico se ha
convertido en una de las principales fuentes de financiamiento de las Farc. El
grupo armado afirma que sólo se limitan a cobrar un impuesto en las zonas que
se produce la coca y que la producción, el procesamiento y exportación de las
drogas no está en poder de ellos. Sin embargo, la división de antinarcóticos de
la Policía asegura que se han convertido en un cartel que controla los laboratorios
en la selva y las rutas de salida de los narcóticos del país.
Esta sin duda es una problemática compleja que
requiere de un consenso internacional que por el momento es improbable. Además
en este, se debe encontrar soluciones alternativas para las aproximadamente
63.000 familias cocaleras.
- Las víctimas: en este tema se espera que al definir
la verdad, la justicia y la reparación, sea posible una desmovilización de las
Farc y el respeto de los derechos de las víctimas.
Un claro ejemplo de esta problemática es que el 38% de
las demandas de restitución de tierras son hechas por personas que han sido
desplazadas por la guerrilla, según Juan Camilo Restrepo, Ministro de
Agricultura. Esto contrasta con la afirmación de las Farc en Oslo, que supone que
ellos también son víctimas.
Existe una estrecha relación entre los puntos que se plantearon en las negociaciones de paz, entonces se hace necesario el desarrollo de conversaciones que integren dichos temas, no solo desde las mesas oficiales sino también desde las mesas de debate en universidades, ciudades, escuelas, familias y demás puntos de encuentro de argumentos.
La cara de los argumentos en las mesas de diálogo
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Fotografía tomada de la Revista Dinero |
Como ministro fue el principal interlocutor del
gobierno con la Asamblea Constituyente; su papel en este cargo fue importante
para permitir la participación política de todos los sectores de la sociedad,
incluyendo a los desmovilizados de las guerrillas, con el desarrollo de normas
electorales. Cumplió un rol también clave para la reinserción de los
desmovilizados del Movimiento 19 de abril (M-19), del Ejército Popular de
Liberación (EPL) y del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT),
con la implementación de los beneficios penales que lo permitirán.
En 1994 fue Vicepresidente del gobierno de Ernesto
Samper y por causa del escándalo del proceso 8.000 renunció a su cargo y
terminó oponiéndose ante el hecho y a los samperistas. Entre 1996 y 1998 fue
embajador de Colombia en España y bajo el gobierno de Andrés Pastrana fue
Embajador de Colombia en el Reino Unido. Fue Ministro de Interior entre 2000 y
2001 y embajador de Colombia ante la Organización de los Estados Americanos
(OEA).
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Fotografía tomada del sitio web de la Presidencia |
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Fotografía tomada dela Revista Dinero |
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Fotografía tomada de Revista Dinero |
En 1984 se desempeñó como secretario general del
Ministerio. En 1985 fue designado por el presidente Betancur como gobernador de
Risaralda. En 1986 pasó a ser secretario general de la Federación Nacional de
Cafeteros, entre 1987 y 1989 fue Viceministro de Relaciones Exteriores de Julio
Londoño Paredes. Para las elecciones de 1990 fue el jefe de debate del
precandidato liberal a la presidencia Hernando Durán Dussán. En 1991 se lanzó
al senado por el Partido Liberal y fue elegido secretario internacional del
partido liberal hasta 1994. Entre 1992 y 1995 fue presidente de la Corporación
Financiera de Occidente.
El presidente Andrés Pastrana lo nombró presidente de
la Junta Directiva del Fondo de Reconstrucción del Eje Cafetero y como miembro
de la comisión de gobierno acompañó a los jefes de las Farc en su gira por
Europa. En el gobierno de Álvaro Uribe Vélez tras la renuncia de Juan Manuel
Santos del Ministerio de Defensa sonó como su sucesor en 2009. Además, en marzo
de 2012 entró a hacer parte de la junta directiva de Ecopetrol.
Y los generales en retiro:
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Fotografía tomada de la Revista Semana |
Ha participado en varias operaciones de inteligencia
en contra de organizaciones al margen de la ley, como el Cartel de Medellín y
las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc). Fue elegido para desempeñarse en la
Agregaduría Policial en la Embajada de Colombia ante el Reino Unido.
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Fotografía tomada de la Revista Semana |
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Fotografía tomada de la Revista Semana |
Y entre los plenipotenciarios Andrés París,
jefe Bloque Oriental y ex negociador en El Caguán; Marco León Calarcá,
de la Comisión Internacional; y Rodrigo Granda.
El panorama de estas conversaciones de paz se torna
diferente al de hace 10 años en San Vicente del Caguán.
El Estado colombiano, según los medios, se encuentra
fortalecido estratégica y militarmente. El Ejército conformado por 446.000
hombres, ha debilitado la estructura de las Farc, en los últimos dos años, ha
dado de baja a dos de los principales del grupo, ‘Alfonso Cano’ y el ‘Mono
Jojoy’, así como a varios comandantes de diferentes frentes y en los
posteriores 20 meses se han hecho 3400 judicializaciones de guerrilleros.
La guerrilla por su parte, tras años de guerra ha ido
perdiendo poder militar. Según el Ministerio de Defensa, cuenta con menos de
9.000 guerrilleros cuando a finales de los años noventa contaba con 21.000
hombres.
No obstante, conforme a los argumentos dados por parte
de la Fundación Ideas para la Paz a la Revista Semana “la debilidad de la
guerrilla es una realidad, pero es relativa porque todavía tienen la
posibilidad de hacer daño a la vida política, de controlar algunas regiones y
de continuar con una guerra de guerrillas”.
Las actuales conversaciones de paz requieren de
muestras suficientes para generar lazos de confianza entre las partes, para que
no sucedan los fracasos y desengaños que se han vivido en los anteriores
acercamientos. Mantener en secreto durante más de un año los diálogos previos
ha logrado fortalecer dichos lazos. Como lo asegura un analista del Centro de
Investigación y Educación Popular CINEP para la Revista Semana “en procesos
anteriores las partes no guardaban tal discreción y eso socavó la confianza”.
“Se ha visto una serie de hechos que se pueden
interpretar como parte de un proceso dirigido a desarrollar la confianza entre
las partes. Estas actividades incluyen el pronunciamiento de las Farc,
realizado en febrero a los pocos días del inicio de los diálogos exploratorios
en La Habana, de un cambio de política respecto a la práctica de secuestro y la
liberación de los 10 últimos militares y policías que las Farc aún mantenían en
cautiverio”, agrega el CINEP para la Revista Semana a propósito del tema de la
confianza que se necesita en el proceso.
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